“Aunque en todas mis dolorosas transformaciones hubiera ganado algo invisible e imponderable, caro habría tenido que pagarlo, y de una a otra vez mi vida se había vuelto más dura, más difícil, más solitaria y peligrosa” ("El Lobo Estepario", Hermann Hesse)
viernes, 9 de julio de 2010
LAS INMENSAS DUNAS DEL ANOCHECER
guardas en tus bolsillos la arena del tiempo
y la dejas deslizar a tu antojo entre tus manos
precipitándose con ella los anhelos de los que con ella se pierden
formando un desierto de últimos suspiros a tus pies
eres el final de todos los caminos
tan incondicional, tan rotunda y definitiva
madre del adiós y de todos los miedos
inmutable y paciente, tan dolorosamente inevitable
cuántas veces besé tu presencia en su cuerpo marchito
con hielo en los labios y un nudo en el vientre
suplicando una prórroga o un final repentino
y fría como un invierno cortaste de pronto
con tu filo inclemente mi cordón umbilical
y la noche se hizo noche
y en polvo nos convertiremos
un grano de arena perdido en el las inmensas dunas del anochecer
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