
se veía desaparecer a través de su propio ombligo
un vacío eterno se deslizaba hacia su interior
como un torrente de vísceras
escarbando en su historia
vio aparecer toda su existencia a la velocidad de la tormenta
y en el cráneo cada pérdida le retumbaba como un trueno
como un torrente de deshechos
empujando derrotas a la deriva
se hizo un ovillo en su propio regazo
y su propio cuerpo contorsionado le sirvió para recostarse como un animal herido
como un torrente de huesos y piel y músculos
persiguiéndose a sí mismo
y fosilizado al amanecer apareció en el río
marcado por todos los surcos que le habían vencido
como un torrente de fracasos drenando sus días
como un torrente
se le fue la vida
Hace tiempo que sigo tu blog y sinceramente, me encanta.
ResponderEliminarGracias Claüdia! Un abrazo!
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